Las consecuencias de no cuidar del sol a nuestra piel pueden ser, desde manchas cutáneas y envejecimiento de la piel, hasta cáncer de piel. Aunque el contacto con el sol de forma moderada, nos aporta vitamina D, necesaria para nuestro organismo.

Por ello os ofrecemos unos sencillos consejos a tener en cuenta:

-Potencia la ingesta de alimentos con betacarotenos y alfacarotenos (tomates, espinacas, lechuga, mango, calabaza, zanahoria…), que protegen la piel de los daños solares e incrementan la formación de melanina.

-Aplicar el protector solar con generosidad media hora antes de la exposición al sol (playa, piscina, o cualquier actividad al aire libre), y reponerlo cada dos horas y justo después de bañarnos o haber practicado ejercicio. Aplicar incluso si el día está nublado o nuestra piel bronceada, puesto que la radiación solar continúa dañando.

-Elige fotoprotectores de calidad, que, además de bloquear los rayos solares, reparan el ADN dañado por la radiación y aportan vitaminas a tu piel

- Protege a los niños, además, con una camiseta seca y opaca, porque si está mojada dejará pasar los rayos UV. No expongas directamente al sol a los menores de tres años.

-Exponerte al sol de forma progresiva y evitando las horas centrales del día, cuando la radiación infrarroja y ultravioleta es mayor.

- Protege también tus ojos usando gafas de sol con cristales homologados capaces de filtrar los rayos UVA y UVB.

-Sécate bien después de cada baño. El efecto lupa de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares, aunque sean resistentes al agua.

-Si estás tomando medicamentos como antibióticos, las sulfamidas o anticonceptivos, ten en cuenta que tales medicamentos pueden producir fotosensibilización de la piel, lo que provoca manchas muy difíciles de eliminar.

-Después de la exposición al sol es recomendable ducharnos con agua tibia para cerrar los poros y eliminar los restos de crema, sal del mar o cloro de piscina. Después, utilizar una crema, leche o gel “aftersun”, que contienen elementos calmantes, antiinflamatorios, hidratantes, suavizantes y regeneradores del epitelio, con lo que además de reparar e hidratar la piel, evitan o mitigan la sensación de dolor, tirantez y ardor, y poseen también un efecto protector y fijador del bronceado al evitar la descamación.

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