Diariamente, nuestro rostro, cuello y escote sufren deshidratación y sequedad, y los efectos del paso del tiempo se van dejando notar en ellos.

Para contrarrestar todos estos efectos negativos, la cosmética facial es nuestra arma diaria que nos ayuda a mitigarlos, aportando a nuestra piel los activos necesarios para lucir sana y vital.

Sin embargo, cuando debemos decidir el producto que necesita nuestro tipo de piel, tenemos dudas acerca del formato más adecuado, por ello es necesario conocer las diferentes opciones que nos ofrecen, y sus características particulares:

CREMAS FACIALES: INDICADO ESPECIALMENTE PARA PIELES SECAS

Este formato de tratamiento es el más habitual y práctico. Ofrece una mayor hidratación y protección frente a las agresiones externas gracias a la barrera que genera en nuestra piel.

Además, suele incluir factor de protección solar, muy importante para fototipos de piel sensibles. Sus resultados se notan a largo plazo.

Su textura es suave y untuosa, y está indicada especialmente para las pieles secas o expuestas a entornos muy secos, debido, por ejemplo, al aire acondicionado, la calefacción, trabajos de exterior, etc...

Dependiendo de los efectos que se quieran conseguir a largo plazo, es recomendable el uso de distintos tipos de cremas. Mira nuestras cremas faciales.

FLUIDOS: SUAVES Y LIGEROS SIN DEJAR GRASA

Tipo de emulsión sin aceites minerales, que aporta una textura suave y ligera. El fluido penetra inmediatamente y matifica la piel, sin dejar película grasa.

A diferencia de la crema, la textura del fluido y la sensación de frescor que genera son más agradables en climas cálidos.

SUERO O SÉRUM FACIAL: MÁS POTENTE Y MAYOR PENETRACIÓN

El suero, a diferencia del resto, es un concentrado cosmético con activos más potentes y mayor penetración y permanencia de los activos en la piel.

Su textura, muy fluida y de rápida absorción, no deja película grasa (ideal para el verano o para pieles con tendencia a brillar).

A diferencia de lo que muchos piensan, los serums faciales son tratamientos complementarios que se utilizan al mismo tiempo que una crema o un fluido, ya que necesita un producto como base. Dependiendo de los activos y necesidades de nuestra piel, existen diferentes serums faciales que aportaran a ésta todo lo que necesita.

Se aplica sobre la piel limpia (mañana y noche), y antes de la crema habitual, potenciando así la eficacia de los activos de los dos productos. Con los sérums se aprecian los resultados de forma más inmediata.

Debido a su formulación, y a diferencia de las cremas, los sérums no ejercen el efecto de barrera ante las agresiones medio ambientales ni contienen filtros solares, por lo que se recomienda siempre utilizarlos de manera complementaria, y nunca sustituirlo por nuestro tratamiento hidratante de día.

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